Archivo: octubre 17, 2022

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Edición Octubre 17 de 2022

  • Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza
  • Día Mundial contra el Dolor

Cortes de agua en Bogotá Semana del 18 al 21 de octubre de 2022

Presidente y Vicepresidenta de Colombia podrán viajar en equipo a los mismos lugares

¿Por qué Milton Friedman se va contra la Responsabilidad Social Empresarial?

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Foro de Retos Ambientales

Qué sucedió un 17 de octubre?

1979 – TERESA DE CALCUTA. La religiosa católica de origen albanés Teresa de Calcuta recibe el Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a su labor humanitaria en favor de los pobres, enfermos y desvalidos. En 2016 fue declarada santa por el papa Francisco.

1930 – SUBTE LINEA B. Se inaugura el primer tramo de la Línea B de trenes subterráneos de Buenos Aires entre las actuales estaciones de Federico Lacroze y Callao. Con el correr de los años se extendió hasta unir al barrio de Villa Urquiza con el centro porteño.

1972 – MARSHALL B. MATHERS III. Nace en la ciudad de Saint Joseph (Misuri, EEUU) el músico y actor estadounidense Marshall Bruce Mathers III, conocido como Eminem, a quien se considera “el rey del rap”. Vendió más de 100 millones de discos.

1980 – BRUCE SPRINGSTEEN. El cantautor estadounidense Bruce Springsteen publica en Estados Unidos el álbum doble The River, obra clásica del rock y uno de los discos más vendidos del artista popularmente apodado “The boss” (el jefe).

1963 – SERGIO GOYCOCHEA. Nace en la ciudad bonaerense de Zárate el arquero Sergio Goycochea, quien destacó por su gran actuación en la selección argentina subcampeona del Mundial de Fútbol de Italia ´90, en el que detuvo cuatro penales.

1945 – JUAN D. PERÓN. El coronel Juan Domingo Perón, secretario de Trabajo y Previsión, saluda a una multitud reunida en la Plaza de Mayo para reclamar por su libertad. El presidente y general Edelmiro Farrell había ordenado su detención en la isla Martín García en medio de la creciente popularidad de Perón como funcionario del régimen militar que gobernaba al país.

1951 – EVA PERÓN. La primera dama María Eva Duarte de Perón pronuncia su último discurso desde el balcón de la Casa Rosada ante una multitud reunida en la Plaza de Mayo para conmemorar el “Día de la Lealtad” peronista. En agosto de 1951, debilitada por su enfermedad, Evita había pronunciado un emotivo discurso recordado como “el día del renunciamiento”, en el que desistió de acompañar al presidente Juan Domingo Perón en la fórmula para su reelección.

1951 – CANAL SIETE. El estatal Canal 7 realiza la primera transmisión de televisión en la Argentina al difundir el discurso de la primera dama María Eva Duarte de Perón desde Plaza de Mayo con motivo del acto por el Día de la Lealtad peronista.

1849 – FRÉDÉRIC CHOPIN. Muere en París, a la edad de 39 años, el compositor y pianista polaco Frédéric Chopin, considerado uno de los músicos más importantes de la historia de y de los mayores representantes del romanticismo musical.
Tomado de: Telam.com

Edición 16 de octubre de 2022

Resultados operacionales contra el “Tren de Aragua”.

Solo imágenes Presidente Petro en diálogo regional vinculante, Cali octubre 15.

Cárcel Tocoron de Venezuela y su relación con el Tren de Aragua en Bogota. Lopez escribió a Leyva.

Presidente Gustavo Petro en Diálogo Regional Vinculante en Cali, Valle del Cauca, O15.

Teatro Cafam Bogota homenaje a Silva y Villalba octubre 14 y 15. Invita Maria Mulata.

Ester Ventura, diseñadora de joyas, con Deyanira Berardinelli, Bella Ventura y Benjamin Losada.

Podcast: Pleitos Ferroviarios por Gerney Ríos González

Qué sucedió un 16 de octubre?

1854 – OSCAR WILDE. Nace en Dublín el escritor, poeta y dramaturgo de irlandés Oscar Wilde, considerado uno de los autores teatrales más destacados del Londres victoriano y celebridad de la época por su aguzado ingenio. Es recordado por El retrato de Dorian Gray, su única novela.

1891 – BANCO NACIÓN. Se sanciona la ley 2841 de creación del Banco de la Nación Argentina, impulsada por el gobierno del presidente Carlos Pellegrini. El banco comenzó a funcionar el 1 de diciembre de 1891 frente a la Plaza de Mayo, su actual casa matriz.

1968 – THE BEATLES. En los estudios de Abbey Road en Londres, los músicos de The Beatles dedican 24 horas ininterrumpidas a la grabación del disco doble conocido como Álbum Blanco, por el color de su tapa, uno de los clásicos del legendario grupo de rock británico.

1968 – ESTUDIANTES DE LA PLATA. Dirigido por Osvaldo Zubeldía, Estudiantes de La Plata gana la Copa Intercontinental al empatar 1-1 con el Manchester United en el legendario estadio Old Trafford, con lo que se convierte en el primer equipo argentino en conquistar un título mundial en Inglaterra, cuna del fútbol. El gol “pincharrata” lo marcó Juan Ramón “la bruja” Verón, padre de Sebastián Verón, otro de los grandes ídolos del club platense.

1971 – EMILIO PETTORUTI. A la edad de 79 años muere en París el artista plástico Emilio Pettoruti, uno de los grandes referentes de la pintura abstracta argentina y director del Museo Provincial de Bellas Artes de la ciudad de La Plata.

1998 – BALTASAR GARZÓN, Por orden del juez español Baltazar Garzón y en base al principio de justicia universal, la Policía británica detiene en Londres al exdictador y general chileno Augusto Pinochet para ser extraditado a España bajo cargos de genocidio, terrorismo internacional, torturas y desapariciones de personas cometidos cuando gobernó a Chile, entre 1973 y 1991.

2003 – CONSENSO DE BS. AS. Los presidentes argentino,Néstor Kirchner, y brasileñol, Luis Inacio Lula Da Silva, firman el acuerdo llamado Consenso de Buenos Aires con el fin de reactivar la alianza comercial entre ambos países, socios de Paraguay y Uruguay en el Mercosur.

2004 – LIONEL MESSI. A los 17 años, tres meses y 22 días de edad y con el número 30 en su camiseta, Lionel Messi debuta en la primera división del Barcelona español. Entró a la cancha a los 81 minutos del partido ante el Espanyol, en reemplazo del portugués Deco, autor del gol de la victoria por 1-0 en el clásico catalán.

2021 – DÍA DE LA ALIMENTACIÓN. Se celebra el Día Mundial de la Alimentación en conmemoración de la fecha de 1945 en la que se creó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Tomado de: Telam

¿Por qué Milton Friedman se va contra
la Responsabilidad Social Empresarial?

¿Por qué Milton Friedman se va contra
la Responsabilidad Social Empresarial?
Friedman

Milton Friedman, uno de los más importantes economistas del mundo en las últimas décadas y considerado el máximo representante del Neoliberalismo que dio origen al modelo de apertura económica a fines del siglo pasado, es enemigo declarado de la Responsabilidad Social Empresarial -RSE-, sin duda el de mayor peso a nivel internacional.

Pero, ¿qué fue exactamente lo que dijo? ¿Cuáles fueron sus tesis al respecto, más allá de la muy repetida afirmación de que “la responsabilidad social de la empresa -como tituló su célebre y muy conocido ensayo- es incrementar sus beneficios”? ¿Cuáles son, en fin, sus críticas al respecto? ¿Y cómo las vemos hoy, varias décadas después de haberse publicado en The New York Times? 

Es lo que intentaremos responder a continuación.

Humor de economista

Sí, la historia comienza con un chiste. Cuando Friedman oye hablar a los empresarios sobre su responsabilidad social, eso le recuerda -dice al iniciar su escrito- “el maravilloso planteamiento de aquel francés que a sus setenta años descubrió que había estado hablando en prosa durante toda su vida”.

Humor de economista, claro está. Que es fácil interpretar, a diferencia. por lo general, de sus proyecciones econométricas: así como el francés del cuento no hizo sino hablar en prosa sin saberlo, nuestros empresarios han sido socialmente responsables desde siempre, desde mucho antes de ponerse en boga la RSE. 

Más aún, la responsabilidad social es lo que siempre hacen las empresas cuando dan empleo, pagan salarios y generan riqueza que se destina en parte a asumir las obligaciones tributarias, todo lo cual trae enormes beneficios para los empleados y sus familias, los clientes y proveedores e incluso las personas más pobres, favorecidas con aquellos impuestos salidos de sus propios bolsillos (de los empresarios, como es obvio).

No es necesario, entonces, exigir responsabilidad social a las empresas, pues ya la ejercen por naturaleza o por definición. ¿Y a qué viene -se pregunta Friedman- esa moda de la RSE, según la cual las empresas deben ir más allá de dichas funciones y de sus obligaciones legales, por consideraciones éticas? ¿Cuál es la causa última de dichos reclamos que vienen provocando un verdadero boom de la RSE a lo largo y ancho del planeta, con cuantiosas inversiones a cuestas? ¿Cuál es, en realidad?

Según Friedman, tan extraño fenómeno tiene su origen en la tradición socialista, marxista si se quiere, que de tiempo atrás pretende dar al traste con la economía de mercado, la libre empresa y el capitalismo en su conjunto, representando, en consecuencia, un grave peligro para su continuidad en el plano económico y, aún en el político, del sistema democrático que le sirve de fundamento desde sus orígenes.

No es poca cosa lo que ahí está en juego, apreciado lector. La RSE parece constituir la principal amenaza para la democracia y el capitalismo, abriéndoles paso a regímenes totalitarios de izquierda, al comunismo de vieja data, al poder absoluto del Estado que muchos creíamos, sobre todo tras el desplome de la Unión Soviética, superado por completo.

Veamos cómo Friedman intenta demostrar la validez de tan osado criterio.

¡La RSE es un suicidio!

Para empezar, Friedman aclara que no puede hablarse, en sentido estricto, sobre la responsabilidad social de la empresa por la sencilla razón de que ésta no es una persona de quien debamos esperar que sea responsable. Quienes deben serlo son, en realidad, los empresarios-dueños o, mejor, quienes los representan y están a cargo del manejo de la compañía, es decir, los ejecutivos del más alto nivel (presidente, director o gerente general).

Pero, ¿en qué consiste esa responsabilidad? Insistamos: en generar utilidades, o sea, “incrementar los beneficios” que señalamos al principio, resultado lógico, a su vez, del adecuado funcionamiento de la organización a su cargo. En cuanto a los beneficios sociales, no pueden ser sino los citados arriba (empleo, salarios e impuestos, según la ley).

¿Qué sucede, entonces, cuando se va más allá de esto, en nombre de la RSE, con diversos programas sociales para los llamados grupos de interés -stakeholders-? Ahí el ejecutivo, según Friedman, actúa en forma irresponsable, no responsable, puesto que malgasta un dinero que no le pertenece (es de los propietarios-accionistas), poniendo en grave riesgo el futuro de la empresa por problemas financieros.

Para colmo de males -agrega-, el directivo en cuestión termina tomando decisiones que no son racionales desde el punto de vista económico: baja precios por ayudar a los pobres o reducir la inflación, enfrenta la contaminación ambiental con gastos exorbitantes y contrata empleados por motivos humanitarios (a discapacitados, por ejemplo), aunque no sean los mejores y de mayor productividad.

En definitiva, tales decisiones terminan afectando a otros grupos de interés, ya no sólo a los propietarios (verbigracia, a los empleados cuando les gastan el dinero que podría servir para subirles el salario y, por ende, mejorar sus condiciones de vida y las de sus familias).

Ahora bien, si todo esto lo hacen con su plata, con sus recursos personales, ¡vaya y venga! Lo que no es responsabilidad, ni mucho menos, es hacerlo con la plata de los demás, sean propietarios o trabajadores, clientes o proveedores, para quienes también serían válidos los argumentos que acabamos de mencionar.

Así las cosas, el mandato de Friedman es claro: ¡la responsabilidad social empresarial, para bien de la empresa y sus grupos de interés, debería estar prohibida, comenzando por sus máximos directivos! ¡Seguirla haciendo es un suicidio!

La arremetida final

Las demoledoras críticas del célebre profesor norteamericano no terminan ahí. Al contrario, lanza nuevos frentes de ataque, como es que los administradores, al cumplir una función política que no les corresponde, pretenden incluso ir más allá del gobierno al cobrar impuestos y gastarlos a su antojo, sin que alguien los pueda controlar y frenar sus abusos. Es como si fueran -dice- legisladores, rama ejecutiva y jueces. ¡El poder absoluto!

De otra parte, no están preparados siquiera para tales funciones. ¿Cómo saben, en efecto, si sus inversiones sociales logran frenar la inflación, el desempleo o la violencia? ¿Qué tan conocedores son de estos asuntos, bastante complejos por naturaleza, que deben ser tratados por los expertos mientras ellos han de estar dedicados sólo a sus negocios?  

Para colmo de males, los programas de RSE -asegura- “sirven a menudo para encubrir acciones que se justifican por motivos distintos”. De hecho, a una empresa le conviene tener buena fama, buen nombre, buena reputación, y si esto lo consigue haciendo gala de responsabilidad social, ¡excelente! 

No obstante, este comportamiento es apenas por interés, por un beneficio particular y no de los demás, lo cual permite concluir que la responsabilidad social no es sino una “fachada hipócrita”, cercana al verdadero “fraude”. Poco falta, en definitiva, para que los ejecutivos puestos al banquillo sean calificados como delincuentes de cuello blanco…

Para rematar su análisis, Friedman asegura que, en las circunstancias descritas, la RSE atenta contra los principios de la sociedad libre y la economía de mercado, todo ello en nombre de criterios socialistas obsoletos, mandados a recoger, con una diferencia mínima frente al modelo comunista: creer, en forma ilusa, que puede llegarse a la sociedad igualitaria, al colectivismo marxista, sin romper con el capitalismo. 

En síntesis, los empresarios partidarios de la RSE son idiotas útiles del populismo socialista, contribuyen al desprestigio creciente de las empresas como si carecieran de ética y sensibilidad social, y actúan así por “un impulso suicida”, del que tarde o temprano serán víctimas.

Un panorama apocalíptico, sin duda.

En defensa de la RSE

Las tesis anteriores acogen el principio fundamental de la microeconomía, según el cual las empresas buscan maximizar sus utilidades o ganancias; de igual manera, expresan tanto el liberalismo clásico de Smith y Ricardo como su versión moderna o Neoliberalismo, del que Friedman precisamente es uno de sus máximos exponentes, y a fin de cuentas exaltan la economía de mercado, la libre competencia, como condición básica del mayor crecimiento económico y el desarrollo, claves para enfrentar fenómenos como la pobreza.

Pero, ¿qué tan válidos son tales criterios, contra los cuales se han ido lanza en ristre los defensores de la RSE que, por otro lado, viene registrando un auge sin precedentes, lejos de provocar el colapso económico advertido por este investigador de la Universidad de Chicago? ¿Las recientes crisis financieras, por el contrario, no son causadas más bien por la falta de responsabilidad social que obliga, en la práctica, a impulsar un capitalismo social, con equidad, no el capitalismo salvaje que todavía padecemos?

¿Y autores como Porter y Prahalad no demuestran incluso, con sus modelos de Valor compartido y Base de la pirámide, que dichas crisis son fruto de la pérdida de confianza en las empresas por su irresponsabilidad social, al tiempo que los cuestionados gastos sociales pueden ya no ser pérdidas sino la clave de una generación mayor de riqueza, siempre y cuando se sigan las estrategias adecuadas?

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Por: Jorge Emilio Sierra Montoya. Escritor y periodista. Exdirector del diario “La República”